Todo lo que hacemos en la web queda registrado en algún espacio, más allá que lo borres. Y lo que hacen los gobiernos, empresas, bancos, ONG’s, también. Ese registro que todos dejamos a partir de nuestra actividad online, se conoce como huella digital.
La confidencialidad es difícil de sostener, con el poder que tienen no solo los hackers que hoy pueden acceder a casi todo, sino también las mismas personas que (si están en desacuerdo con lo que ven) pueden tan solo con un clic y una conexión, hacer pública la información confidencial de manera anónima, o no.
En la película El Quinto Poder (The Fifth State) se trata de mostrar esta dualidad que existe entre tener la información y difundirla: qué, cómo, cuándo. Además de la importancia que adquieren quienes acceden a esta información. ¿Y si el daño que se genera es mayor? ¿Cuál es el equilibrio?
¿ Toda la información debería ser pública? ¿O solo la del otro? La película plantea la protección de los datos individuales contra la transparencia de la información de las instituciones. Y por otro lado, ¿qué información es más importante para dar a conocer? El daño que genera, ¿se evalúa?
Cuando se habla que el derecho a la información es un derecho humano, se los incluye también a los niños y adolescentes. Cabe preguntarse ¿a qué información se refiere? ¿Quiénes son los responsables de esto? Hoy, si querés saber qué fue lo que realmente pasó por lo menos en Argentina, tenes que leer muchos diarios y sacar tu propia conclusión. Porque la información muchas veces es subjetiva, más allá que el hecho sea objetivo.
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