Los niños aprenden en los pequeños actos, cuando más distraídas estamos y reaccionamos en estado natural. Ahí ellos graban en sus mentes las lecciones y enseñanzas que les quedarán para el resto de sus vidas.
Nuestra responsabilidad es absoluta porque nuestros hijos son los ciudadanos que el día de mañana definirán cómo será este mundo. ¿Queremos que sea un lugar donde se respetan las reglas que la misma sociedad define o preferimos que sea un sálvese quien pueda?
Muchas de nosotras estamos en cierta forma viciadas, como dirían los chicos, y tenemos incorporadas algunas pautas que no coinciden con lo que decimos que deben hacer los niños.
Somos de criticar a gobiernos corruptos, a quienes roban o a los que compran sin seguir los procedimientos correctos. Pero, al mismo tiempo, cuando nos toca el turno a cada una de nosotras a veces tendemos a buscar la forma de ahorrar en cosas que no deberíamos.
Podemos intentar justificarnos diciendo que lo nuestro es distinto porque preferimos hacerlo de esa manera a no hacerlo. ¿Pero qué ejemplo les dejamos a los más pequeños?
Estas son cuatro situaciones a las que hay que prestar atención:
1- Cruzar por la mitad de la calle: si vamos en el auto, son los peatones los que cruzan por cualquier lado. Pero al ir caminando, creemos que los automovilistas no se dan cuenta de que tienen que ir siempre atentos. A veces hacemos las dos cosas: pasamos rápido un semáforo en amarillo y al estacionar cruzamos por la mitad de la calle.
2- Comprar productos que no son originales: con esto no me refiero a que sean o no de marca, sino a que provengan de un fabricante que se apega a todos los requisitos de la ley y que no implique posibles delitos contra terceros. Además, por ejemplo, comprar una toalla legal garantiza que no hay riesgos para la salud de los chicos porque se utilizan pinturas que no son tóxicas. Los productos que se venden en comercios no formales pueden no cumplir con estos requisitos. Se sabe que una sábana original tiene diversas certificaciones que aseguran que no le generarán ningún tipo de daño a los niños.
3- Bajar series en sitios no autorizados o comprar películas en la calle: esas adquisiciones lo único que hacen es fomentar la piratería. Es robar, lisa y llanamente.
4- Hablar mal de otros: tendemos a la crítica constante y luego le pedimos a los chicos que acepten las diferencias e intenten acercarse con todo lo que tienen en común. Pero a las mamás que no usan las mismas técnicas de crianza que nosotras las criticamos sin parar.
Ciudadanos éticos y responsables se educan entre todos, con el ejemplo y con nuestras acciones. Ahí es donde demostramos lo que está bien y lo que no. Ojalá que podamos, entre todos, lograr que la próxima generación de médicos, empresarios, dirigentes, políticos, arquitectos, músicos, actores y todas las demás profesiones hayan visto en nosotras que hacer las cosas bien vale la pena.